Corren tiempos de crisis económica desde hace ya varios años. La mayor parte de las empresas se ha venido abajo, y para las que siguen en pie es un suplicio sobrevivir. Como se sabe, cuando una empresa quiebra, se resquebraja todo lo que ha pervivido con ella durante años. Empresario, trabajadores, proveedores, comerciantes y probablemente hasta el arrendador del local se ven afectados por el derrumbe empresarial al que trataron de hacer frente sin éxito alguno.
En otra época, como la crisis económica del 29 o Crack del 29, que afectó prácticamente a todos los países del mundo, la internacionalización de los comercios era, si no imposible, al menos sí casi inviable, teniendo en cuenta sobretodo las medidas proteccionistas que se llevaron a cabo. Con la subida del tipo de interés, la devaluación de la moneda, el fin de la emigración y la sustitución de las manufacturas por productos nacionales, ¿dónde quedaba el comercio internacional? Razonablemente, no tenía apenas cabida.
Ahora la situación es bien diferente. La adhesión de España a la Comunidad Europea, la consecuente aparición de la moneda única europea (EURO), el surgimiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, el invencible crecimiento de las redes sociales y su uso como estrategia de marketing (que cada vez más las empresas utilizan como recurso para dar a conocer sus servicios) son sin duda alguna factores que favorecen las posibilidades de un comercio exterior en un tiempo en que en España el éxito empresarial es ilusorio.
Actualmente, según las Cámaras de Comercio, las dos grandes vías de internacionalización son la cooperación empresarial y la inversión exterior. Así, de acuerdo con su estudio Internacionalización de la empresa española. Cooperación empresarial e inversión exterior, las Cámaras de Comercio sintetizaban que
las empresas inician su actividad internacional mediante las operaciones de exportación e importación. La apertura al exterior se consolida con la realización de operaciones de inversión y se apoya con acuerdos de cooperación. El tejido empresarial español se está internacionalizando progresivamente, en tanto que muestra una presencia internacional compleja que incluye la exportación y la importación, la cooperación y la inversión exterior”.
Asimismo, según el Plan de Iniciación de Promoción Exterior, la cifra de exportación española para el periodo 1998-2009 creció un 92,2%, lo cual hace presuponer que en tiempos de crisis, la internacionalización es la mejor opción.