Todos somos conscientes de la importancia dentro de cualquier empresa, en cualquier sector, de la atención al cliente. Cuando un empresario decide finalmente tomar la decisión de internacionalizar su empresa y abrirse al exterior, no puede evitar estremecerse ante los costes que puede suponer abrir múltiples delegaciones y oficinas en los países de destino para ofrecer el soporte y el trato que el cliente espera. Para muchos, los altos costes asociados a ello suponen un freno irremediable para sus aspiraciones de internacionalización.
No obstante, la aparición de Internet y de las nuevas tecnologías han cambiado por completo este escenario. Las barreras geográficas se pueden saltar y en consecuencia garantizarnos nuestra presencia en cualquier país sin necesidad de abrir una oficina física. Estamos hablando de la Oficina Virtual.
Por definición, una Oficina Virtual es un espacio virtual en el que se desarrollan tareas
similares a las de una oficina común, con la intención de prestar servicios a clientes en cualquier lugar del mundo.
Esa es la definición pero, ¿qué aporta realmente una oficina virtual?
Con ella puedes disponer de una dirección comercial, un número de teléfono y/o un número de fax en el país elegido. Los clientes de cualquier parte del mundo, siempre agradecen que las empresas hagan un esfuerzo por atenderles en su propio país. Sin olvidarnos de los beneficios directos que esta herramienta ofrece para la empresa, como el ahorro de costes que mencionamos anteriormente, el cliente va a poder ponerse en contacto con la empresa a través de un número de teléfono con un coste de llamada local, y ser atendido por una persona nativa de su mismo país, con lo que la satisfacción por el servicio recibido será mayor.
Se proyecta así una imagen de profesionalidad y prestigio que de otra forma sería imposible llevar a cabo.
Constituyen por tanto una herramienta muy útil para emprendedores o personas que trabajan desde casa y no pueden asumir los costes derivados de contar con una oficina convencional. Incluso muchas empresas que sí pueden permitirse la creación de este tipo de infraestructuras en el extranjero, optan primeramente por una oficina virtual como avanzadilla para proyectar presencia antes de establecer sus sedes.