La crisis obliga contratar servicios de traducción express

 

Las dificultades económicas que atraviesa España desde el pasado 2008 han hecho que miles de negocios cierren sus puertas. Esto ha generado un caos en la lista de parados, ya que cada día acudían miles de trabajadores (que ahora se encontraban en situación de desempleo) a las oficinas de los Servicios Públicos de Empleo de cada ciudad, con el fin de inscribirse como demandantes. De los seis millones, casi siete, de desempleados que llegó a haber, ahora la cifra parece haberse recuperado un poco, bajando hasta los 4.427.930. 

Así, las imposibilidades de muchos de esos cuatro millones para conseguir un puesto de trabajo en España los han impulsado a realizar la búsqueda de empleo en otros países utilizando los recursos digitales. Internet se concibe entonces como una magnífica plataforma para indagar las posibilidades de trabajo en el exterior. Y es precisamente en ese momento en el que la traducción express cobra significado, ya que los parados necesitan de profesionales cualificados y especializados que les preparen todos los documentos que necesitarán en el extranjero.

Traducción express / Extraída de Pixabay
Traducción express / Extraída de Pixabay

La traducción de documentos como currículum, hojas de recomendación, cartas de presentación, títulos universitarios, certificaciones académicas y demás era cada vez más demandada. A ello habría que sumar la urgencia de estos servicios de traducción ante la posibilidad de que al próximo día la oferta de trabajo ya no estuviese disponible.

Ligada a la traducción de documentos se encontraba luego la contratación de servicios de traducción de e-mails ante la respuesta de aquellos empresarios interesados en determinados currículum.

En definitiva, podemos decir que la crisis de España ha obligado a muchos desempleados a adoptar medidas decisivas que les permitiesen encontrar trabajo. Las escasas posibilidades del mercado español los llevó a hacer búsquedas en el extranjero y para ello, la traducción express resultó un eslabón fundamental.

No se sabe cuánto más durará la crisis; lo que sí que es cierto es que la traducción, lejos de morir, parece cobrar cada vez más fuerza, sobre todo en un mundo cada vez más globalizado donde las necesidades de un país pueden repercutir directa o indirectamente en los demás. 

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